Mi historia comienza conmigo a los 16 años.
A esa edad decidí emanciparme de casa para poder asumir la empresa de mi padre.
Como a mi padre el Estado lo había arruinado sin piedad, la única alternativa que tenía en mi vida era tratar de levantar aquello que los impuestos y el abuso del Estado había mandado al garete.
El hecho de caer en bancarrota, de ver expropiada mi propia casa por el banco y darme cuenta de cómo mi vida se iba al garete, siempre por culpa de los impuestos y el abuso impositivo del Estado, provocó un punto de inflexión en mi vida que me hizo decidir, irme con lo único que me quedaba (pequeño fondo de emergencia de 7000 Euros) una mano adelante y otra detrás hasta Portugal, donde a los dos meses pude abrir mi primera empresa saneada y rentable, con la ayuda de una fiscalidad favorable a la inversión, en un
País que cuida conceptualmente el emprendimiento.
Todo esta experiencia de vida me ha hecho ver que tengo que ayudar a toda aquellas personas emprendedoras, bien sean autónomos, empresarios o visionarios, que quieran desarrollar su actividad, sin que el Estado les robe todos sus beneficios.